Por Ricardo Bustos
El año 2012 nos mostraba una estadística terrible con respecto a la situación de dolor y angustia por la que estaban pasando muchos adolescentes y jóvenes de ambos sexos. Se trata de los suicidios a temprana edad. Recuerdo cuando vivíamos en Mar del Plata, al final de la temporada estival, entrando Marzo, se producía algún suicidio que nos golpeaba y mucho y los especialistas que entendían en el tema trataban de explicar los motivos más comunes por semejante determinación.
Se hacía hincapié en la soledad en la que quedaban aquellos que buscaban precisamente un lugar de veraneo con mucha gente para sentirse acompañados, sabiendo que al no tener contención por parte de los propios, serían los extraños quienes darían abrigo a sus afectos.
Para los habitantes permanentes, era sabido que el título que alguna vez se le dio a la perla del atlántico como «la ciudad feliz», no coincidía con la realidad pues esa «felicidad» duraba apenas dos meses con un poco mas de “barullo” por las calles y después volvíamos a esa vida pueblerina a la que estábamos acostumbrados y nos gustaba mucho.
El tiempo pasó y aquello que solo era conocido por nosotros porque no trascendía las fronteras del balneario, se fue convirtiendo en un peligroso anuncio de que algo estaba sucediendo. Los puntos críticos se ubicaban en las provincias del norte y la patagonia, con un dolor más profundo al tratarse de niños y adolescentes. Muchos culpaban de esta situación a los fracasos sentimentales, otros al Acoso físico o psicológico de forma continuada, en fin, la ciencia siempre daba respuestas que no conformaban a nadie porque lo mas importante eran las vidas que se nos escapaban de las manos sin poder hacer nada.
Siempre con las estadísticas en las manos, leíamos que en el año 2003 en la República Argentina se suicidaron 818 adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años (con una proporción de 3,6 varones por cada mujer); eso significa una tasa de 19,6 varones adolescentes y jóvenes que mueren por suicidio por cada 100.000 habitantes varones de la misma edad (superando por más de 5 puntos por cien mil la tasa de varones de todas las edades, que es de 15,1 por cien mil).
Para quienes somos apenas observadores de este drama, es difícil encontrar alguna explicación ya que si partimos de la base de una contención por parte de las familias hacia esos niños y adolescentes que toman la drástica medida, en muchos casos podemos ver que se trata de chicos con sus necesidades satisfechas y modo de vida mas que aceptables para esta situación económica y social de país.
La justicia investigó una serie de suicidios en el año 2010 en la ciudad salteña de Rosario de la Frontera, con apenas 30.000 habitantes y comprobó en aquel momento que las muertes habían ocurrido en solo dos meses, agravándose la situación con el intento de suicidio de al menos 12 adolescentes.
Según las investigaciones, todo se enmarca en un misterio, dudas y asombro aún para los entendidos y se maneja la hipótesis de que el causante de todo fue un juego difundido por Internet llamado el “Shocking Game” que consiste en pedir deseos y hacer nudos en una corbata o tela de color azul. Si la persona se deja caer con esta cinta en el cuello y los nudos se desatan, los deseos se cumplen.
Adolescentes que murieron ese año fueron hallados ahorcados con objetos de este tipo (tres con corbatas y uno con una bufanda).
Obviamente que no todos los casos estarán relacionados con un juego y en medio del dolor aparecerán temas como un embarazo no deseado en las niñas o un joven desplazado del ambiente que frecuentaba con sus pares, pero así las cosas, existe un alto porcentaje de falta de contención en los niños y jóvenes que llegan a esta situación.
En Argentina, el suicidio es la tercera causa de muerte de chicos y chicas entre 5 y los 24 años de edad, superando las muertes por agresiones en más de un 40%. El problema es más grave cuando consideramos que la morbilidad por intento de suicidio supera ampliamente estos porcentajes.
Ahora bien, si todas estas cifras están debidamente documentadas por especialistas de entes gubernamentales, que por lógica están obligados a luchar contra este flagelo y las muertes se siguen sucediendo, de nada sirve que vayamos detrás del problema para ver como lo resolvemos.
Los niños y jóvenes que llegan a ese estado emocional «algo nos están queriendo decir y no los escuchamos o no entendemos su mensaje», pero lo cierto es que cada día que pasa van quedando, familias destrozadas, con angustia y dolor sin alguna explicación lógica que permita comprender el motivo de estas partidas abruptas de sus jóvenes vidas.
Se ha prohibido la publicidad de los cigarrillos, pero aumentó en cantidad la de cerveza, fernet, vino, energizantes y vida fácil para todas y todos.
Con estos estímulos, no lograremos ayudar a quienes se encuentran en la zona mas vulnerable de la sociedad, es mas, los acercaremos cada vez mas al abismo que ellos mismos miran desde lejos.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556